Pero, ¿qué es un Templo para los Santos de los Últimos Días? ¿es igual a una capilla o casa de oración? NO; un Templo para los mormones o santos de los últimos días es un lugar sagrado donde se realizan ordenanzas salvadoras para la exaltación del ser humano. Es tan especial y sagrado que solo pueden entrar los miembros de la Iglesia que sean dignos y que están dispuestos a obedecer los mandamientos y avanzar hacia la exaltación y poder vivir eternamente como familias felices.
(Para conocer acerca de nuestras creencias diríjase a:
https://www.mormon.org.mx)
Al ser una prioridad hacer convenios sagrados en "La Casa Del Señor" los miembros de la iglesia en México tenían que trasladarse al Templo más cercano, y el más próximo se encontraba en los Estados Unidos.
Los miembros de la Iglesia en Monterrey se trasladaban en viajes muy largos, cansados y caros, hasta el Templo de Mesa en Arizona, EUA.
La Estaca Monterrey rumbo a Mesa Arizona en 1971. |
El primer Templo mexicano, dedicado en 1983, fue ubicado en la Ciudad de México, y ahora los traslados para los miembros regiomontanos serían solo de 12 horas; esto ya era bueno, y así fue por los casi veinte años siguientes. Pero, la fuerza de los miembros de la Iglesia en Monterrey solo era superada por los miembros capitalinos, así que era justo y necesario que el segundo Templo de la Iglesia fuera establecido en la Sultana del norte.
Mi padre contaba que en un sueño supo que el Templo estaría cerca del Cerro de la Silla, emblema de la ciudad. Pero el sitio que la iglesia tenía para el edificio estaba a un lado del Colegio Labastida, en la Col. Del Valle, un lugar con población predominante católica. En diciembre de 1995 se solicitó el permiso de construcción, pero la oposición no se hizo esperar y comenzó un litigio para impedir que el Templo se edificara en ese lugar. Después de 3 años la iglesia ganó la demanda, pero "para evitar problemas, hemos decidido comprar otra propiedad, no queremos ser molestia para nadie" dijo el Elder Pratt.
En el área del Huajuco por la carretera nacional, se encontró el nuevo terreno donde la construcción del Templo comenzó con la primera palada el 4 de noviembre del 2000, cinco años después de lo planeado.
El presidente de la Iglesia Gordon B. Hinckley, cumpliendo su promesa de dedicar él mismo el Templo, presidió las ceremonias dedicatorias en cuatro sesiones el 28 de abril del 2002.
Damos gracias a todos esos pioneros en Monterrey que sembraron la semilla para que hoy gocemos de la bendición de tener una Casa del Señor en esta región.
Recuerdo esos antiguos miembros que conocí siendo niño; el patriarca Héctor Treviño, a Guillermo González, el presidente de la primera Estaca en la ciudad; su hermano José Humberto González, el hermano Pablo Garza y su familia, a los Vallejo y los Pacheco; recordamos también a José Gracia, a los De Hoyos, a los hermanos Calderón, Garza, Alemán, Saldaña, Segura, las familias Arizpe, Cantú, Contreras, Villasaenz, los Cadena, Ramírez, los Elizondo y Castillo; las familias Almaguer, Ibarra, Casanova, también los Moreira, Herrera, Noriega, Zapata, Castillo, Castañeda y muchos miembros más que nos dejaron su valiosa herencia.
Si nos vamos para atrás en el tiempo recordemos a los primeros misioneros que llegaron a la ciudad, tenemos informes de su arrivo por el año de 1920; recordemos también a aquellos que de otras tierras llegaron para establecerse en la ciudad; como Guillermo Garmendia de Tampico, Justo Muñoz, Eder Ontiveros y Manuel Thompson de Chihuahua, Juventino Deaquino de Puebla, José Alfredo Torres de México, los Sánchez de Coahuila; que uniendo su fe y esfuerzo hicieron posible lo que ahora podemos gozar, una majesuosa Casa del Señor en nuestra ciudad; el Templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Monterrey.
EL TEMPLO DE MONTERREY |
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